Este post no tendría que existir.
Las emociones que han llevado a la creación de este post tampoco debieran de ocurrir nunca.
Pero me ha sorprendido desgraciadamente, la actitud del publico en general contra la cual solo puedo pronunciarme en contra.
Lejos de pretender hacer una análisis social, pues no tengo la capacidad para ello, comento desde el púlpito mas simple que pueda haber, las conclusiones y comportamientos surgidos de los acontecimientos graves del Viernes 13 noviembre 2015 en Paris.
De las odiosas comparaciones...
Es estupendo contemplar y tener presente todos los países de todas las partes del mundo y más, si están en situación de conflicto bélico, aunque su régimen político, su religión principal, la base de su cultura y ni tan siquiera su ortografía, sean conocidos o cuanto menos reproducibles. Difícilmente podemos expresar empatía por culturas y países que nos son lejanos salvo que hayamos hecho por conocerlo, o hayamos estado ahi. Dudo que nadie sepa sobre Saparmyrat Niyazov ni que relación tiene con Turkmenistan, salvo que eche un vistazo en Google. Así pues es difícil para un europeo o un norteamericano, entender por lo que están pasando en esa parte del mundo, si no se ha hecho un acercamiento expreso debido a las multiples distancias que tenemos.
Contestar a las muestras de condolencia con, que pasa con el resto del mundo y porque no hay una respuesta igual a la desencadenada por los acontecimientos de Paris, es una demagogia asquerosa. No se puede empatizar con lo que no se conoce. Entiéndase por empatía una participación afectiva, y no el conformarse con un mero comentario o simbolito. Sirva como otro ejemplo, las manifestaciones de duelo tan dispares en las otras culturas.
Compartimos con Francia más de lo que compartimos con Turquía, Líbano, Siria, Nigeria, naciones que por supuesto merecen la Paz, pero cuya forma de vida se aleja del pensamiento occidental, moldeado y preámbulo de las ideas que potenciaron la Revolución Francesa recogido en el texto "les Droits de l'Homme et du Citoyen" 1789, Texto matizado en 1948 en la "Declaración Universal de Derechos Humanos, ONU". El texto preámbulo a la revolución francesa deja su herencia igualmente presente en la Convención Europea de los Derechos Humanos, firmada en Roma el 4 de noviembre de 1950.
Así pues, el texto de 1789 sigue vigente en esencia en nuestros días, en nuestra zona, en nuestra conceptualización de la vida como ciudadano. Así pues es entendible que nos sintamos mas cercanos de sociedades laicas y democráticas, que de sociedades centradas en religión, o tribus neocelandesas.
El peligro REAL peligro de la bandera en el perfil...
Ha sido terrible ver como se ha aprovechado la situación el contexto para generar ruido en las redes sociales, la progresión de bulos y estupideces sin parangón. Ha sido tan asqueante que ha quedado claro, la intención de comparación y expositiva del uso de las redes sociales. No compartimos contenido relevante, solo se le da un uso con ventana "asumida y permitida" a la casa del vecino.
Evidentemente la conspiranoya no se ha quedado al margen, y una vez mas el uso irresponsable de las redes han contribuido a ser el altavoz de absurdeces abominables. Véase, la distribución mundial según Facebook, donde el servicio de verificación (muy buena idea por cierto) parece discriminar el primer y el segundo mundo, y no se ha caído en lac cuenta que es una nueva iniciativa de Facebook en vías de desarrollo.
Igualmente, las muestras de solidaridad tiñendo el perfil de la bandera gala, o las imágenes de condolencia esta muy bien. Pero yo me niego a hacerlo. Me niego, no porque sea peligroso, QUE NO LO ES a pesar de los bulos circulantes. Me niego, porque en breve, los perfiles dejaran ese teñido "bleu, blanc, rouge", en breve volverán a aflorar fotos de sonrisas fantásticas, de viajes paradisiacos o de adquisiciones que harían envidiar al vecino... en breve dará la impresión de que todo ha pasado, de que todo esta bien, de que todo vuelve a la normalidad y eso es falso. ESE ES EL MAYOR PELIGRO, una falsa sensación de normalidad reversible, cuando ya NADA es reversible, ni normal.
Tener en consideración otras partes del mundo está muy bien, pero no debemos olvidar que nuestra evolución histórica, política y social, nos identifica con países con una forma de vida occidental, con un pensamiento, una cultura y una organización similar; es por ello que formamos continente. Y eso a la vez nos aleja de naciones donde la religion se impone y no se oferta, o donde la sumisión y obediencia es debida fuera de margenes democráticos. Es pues inevitable sentir empatía, solidaridad, indignación y un escalofrío al pensar, que los estragos al ocurrir la desgracia en nuestra nación serían similares.
PAZ
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